-¿Por qué uno no puede suicidarse tranquilamente, oficial?
-Porque es horrible desear la muerte.
-La muerte no es algo horrible, oficial, es sencillamente no estar más. Yo, antes de nacer, no estaba en esta vida, y eso nunca me molestó. Puede creerme.
-Los que se suicidan jamás podrán ir al paraíso.
-Sí, ya lo sé. Ahí irán los policías, los abogados, los religiosos, los psicólogos y los porteros, la gente limpia. Yo soy una sucia rata, oficial. A mí el paraíso celestial, con sus angelitos tocando todo el día esas insufribles arpas, me resultaría más insoportable que el infierno.
Genial nena!
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